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El pasado 28 de marzo de 2025, los fans regios del metal gótico tenían cita en el ya emblemático Café Iguana para encontrarse cara a cara con la belleza oscura de Lacuna Coil. La expectativa era alta, pero no contábamos con la traicionera e impredecible acústica del recinto, que decidió jugarle una broma pesada a las bandas invitadas y casi arruina la fiesta italiana. Afortunadamente, la pasión y energía del público salvaron la noche.
Neonfly: Energía Británica con Sangre Mexicana
Los encargados de abrir fuego fueron Neonfly, quienes, liderados por el orgullosamente mexicano Frederick Thunder, hicieron vibrar al Café Iguana desde los primeros acordes. El retorno de los británicos fue recibido con entusiasmo por la raza regia, demostrando por qué han tenido un ascenso tan acelerado en la escena internacional del metal. La entrega del público fue total, y aunque apenas comenzaba la velada, la energía ya estaba por los cielos.
Sever The Light: Gran Presencia, Catastrófico Audio
Luego llegó el turno de Sever The Light, una banda prometedora cuyo punto fuerte es indiscutiblemente su carismática vocalista, Pamela Oscos. Lamentablemente, desde el momento en que tocaron su primer acorde, quedó claro que el ingeniero de sonido había sufrido algún tipo de aneurisma auditivo. El audio fue desastroso; durante toda su presentación, lo único claramente audible fue la batería y el bajo, mientras que la voz de Oscos luchaba contra un sistema de sonido que recordaba a esas bocinas de karaoke baratas con luces de colores que todos hemos padecido en reuniones familiares.
Para empeorar la situación, Alonso, guitarrista de la banda, se convirtió involuntariamente en un héroe silencioso (o un meme), pues durante todo el set jamás se escuchó ni una sola nota de su guitarra. Eso sí, el público regio, siempre solidario y entregado, no dejó de apoyar y vitorear a la banda en cada tema, generando una energía que intentaba compensar las fallas técnicas con una notable calidez humana.
Lacuna Coil: El Sonido Colapsa, pero la Pasión Gana
Tras las dificultades técnicas de la banda anterior, la presentación estelar de Lacuna Coil sufrió un retraso de 20 a 30 minutos, debido a un improvisado y acelerado soundcheck realizado por un grupo de ingenieros de audio al borde de un colapso nervioso. Finalmente, cuando la banda tomó el escenario, lo hicieron con un audio saturadísimo, como si alguien hubiera decidido subir todos los controles al máximo, causando que por momentos fuese imposible distinguir claramente entre el bombo, la guitarra o incluso las voces.
Sin embargo, nada de esto pudo opacar la magia natural de Cristina Scabbia y compañía. Los fans regios, auténticos soldados del metal, decidieron ignorar las dificultades técnicas y entregarse completamente al momento. Canción tras canción, la audiencia se fusionó en un solo espíritu, brincando, haciendo headbanging y coreando a todo pulmón. Cada tema fue recibido como si fuera el primero, con una pasión y entrega que haría palidecer a cualquier otra audiencia.
Cristina Scabbia, con su presencia sencilla pero magnética, se robó la noche con facilidad. No hubo diva ni femme fatale en ella, solo una mujer auténtica, simpática y carismática, la clase de persona con quien uno sueña casarse, mudarse a la Toscana y pasar el resto de sus días bebiendo vino y escuchando metal.
El setlist fue generoso, recorriendo clásicos y nuevas canciones por igual:
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Layers of Time
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Reckless
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Hosting the Shadow
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Tight Rope XX
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Kill the Light
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Our Truth
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Trip the Darkness
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Apocalypse
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Now or Never
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In the Mean Time
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Enjoy the Silence (Depeche Mode cover)
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Entwined XX
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Blood, Tears, Dust
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Oxygen
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Heaven’s a Lie XX
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Veneficium
Encore:
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Never Dawn
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Gravity
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Swamped XX
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Nothing Stands in Our Way
Conclusión: Una Noche Que Se Salvó con Pasión y Carisma
A pesar de los numerosos pecados técnicos de la noche, lo vivido con Lacuna Coil en el Café Iguana quedó marcado por algo mucho más poderoso que una perfecta acústica: el poder de la conexión humana y musical. El público regio demostró que, incluso en las condiciones más adversas, la pasión por la música prevalece.
Cristina Scabbia y Lacuna Coil lograron convertir una presentación que pudo ser un fiasco en una velada memorable, donde cada problema fue minimizado por la entrega absoluta de banda y audiencia. Si algo quedó claro aquella noche es que la música no siempre necesita condiciones ideales para ser inolvidable.
¡Gracias Lacuna Coil, Monterrey espera su regreso… eso sí, con otro ingeniero de audio!
Agradecemos a Sandra Valeria de ACK por todas las atenciones brindadas.