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Supongamos que hoy vamos a comer fuera… creo que hay para todos los gustos…

De seguro se podría encontrar una amplia variedad de oferta gastronómica, desde restaurantes gourmet, pasando por otros buenos pero no tan costosos, habrá otros de menor calidad, se puede encontrar otros que serán especializados en cierto tipo de comida específica tal vez, unos en donde el precio y la calidad serán bajos, otros donde la calidad puede que sea excelente sin embargo el precio podría ser bajo y viceversa, habrá pequeñas fondas, comedores para el diario, comida rápida y así, podríamos nombrar unas cuantas variedades dentro de la oferta existente.

De igual forma, si analizáramos las cartas de cada uno de ellos, creo que también encontrásemos una gran variedad de opciones, desde comida internacional, comida gourmet, comida típica, comida fusión, comida vegetariana, comida orgánica, comida vegana, con una amplia gama de platillos que vayan con ensalada, acompañados varios, salsas, carne de pollo, res, cordero, cuy, cerdo y así. Podría pasarme la vida describiendo la gran variedad de opciones gastronómicas que se ofrece el día de hoy sin duda.

Ahora, ¿Qué pasaría si en un proceso de varios años empezáramos a perder esta variedad? Este fenómeno hipotético, no sería algo muy consiente para el usuario, puesto que me refiero a un proceso paulatino y lento de cambio. Me explico mejor:

Al principio, de la carta normal de los restaurantes, con una variedad también normal, empezaríamos a ver que de pronto, hay cuatro opciones de carne de cerdo, por tomar un ejemplo nada más, y solo unas dos de carne de res y unas dos de pollo. Como todavía hay más opciones, lo lógico es que vamos a seguir pidiendo sobre esa variedad y no hay lio. A los que nos gusta la carne de cerdo, en hora buena a disfrutar de ella y todo sigue el curso normal de la vida gastronómica del lugar.

Luego con el pasar de los años la cosa sigue en esa perspectiva y ahora en las cartas de los restaurantes encontramos ocho variedades de platillos de cerdo y solo una de res y una de pollo. Resulta que se va perdiendo la variedad, y los años siguen pasando en la misma línea de eventos y ahora en la mayor parte de restaurantes encontramos solo cerdo y nada más. De hecho, si se pide otra opción, resulta que ya ni se molestan en ofrecerla porque ya se quitó.

En este curso de eventos, para poder acceder a otras opciones de carne hay que ir a restaurantes especiales, de los pocos que quedan, porque muchos han cerrado ya, al no ir con la tendencia. Por ahí un restaurante vegetariano resiste contra corriente, un par de comida gourmet, otro par de comida típica, un vegano. Recordemos que dije que es un proceso de años, por lo que en este punto hay un par de generaciones que nacieron viendo que la carne de cerdo es lo que hay para comer y ‘casi’ nada más. Habrá gente que gusten de otras cosas pero, insisto, hay que ir a lugares especiales para otras opciones.

Si bien la cosa está complicada, en este punto se empieza a dar un proceso aún más complejo: uno de los restaurantes vegetarianos no pudo más y ¿Qué le toco?, empezar a cocinar y vender cerdo… hay que pagar las cuentas, los veganos siguen por ahí, pero ya como alguna cosa medio única. En cuanto a los gourmet, uno que otro lucha contra la tendencia y el resto, pues a vender cerdo también.

Paralelamente, el negocio de la carne de cerdo crece y los precios se disparan por los aires y un grupo de gente empieza a hacerse muy rico lógicamente, los que crían y venden cerdo. Las ventas no paran, es una bola de nieve. La gente que vende res, pollo, cordero, pescado, andan vendiendo sus productos a precio de ‘gallina con mal’, literalmente… para ellos ya casi no hay negocio.

Recordemos que la carne de cerdo es medio pesadita, entonces habrá problemas sanitarios, pero como en este punto cerdo es lo único que hay, entonces cerdo es lo que se come. La cosa se puso a niveles tales que ahora encontramos hasta dulces de cerdo, chicles, bocaditos, todo es cerdo. Hay otras opciones escasamente por pedido especial, pero cuando uno va a un cóctel o a cualquier evento social, solo se brinda cerdo y si se ofrece algo diferente, la ‘gente’, como variable demográfica, ‘ya no le gusta’ y piden que por favor traigan un poco de cerdo. Recordemos que son gente que nacieron y se criaron con cerdo, ya ni se acuerdan como sabe el pollo o la res y peor aún, no les interesa siquiera.

Hay inclusive concursos de gastronomía también lógicamente, pero adivinen ¿desde que perspectiva se califica a los chefs?… exacto, van a calificar al mejor cerdo básicamente. En este punto nadie en su sano juicio se atrevería a hacer una premiación al mejor sushi o cualquier otra ‘rareza’, porque ya casi nadie las come. Es absurdo.

Y de pronto los ricos híper millonarios, criadores y distribuidores de cerdo que han amasado fortunas por décadas y que además se han deshecho de la competencia, inescrupulosos y sedientos de más y más, se les ocurre una brillante idea: para ahorrarse todos los problemas de la crianza de cerdos y el manejo de los mismos, ahora desarrollaron su negocio de tal forma que venden un cerdo sintético, ofreciendo un producto con algo de carne de cerdo pero con un montón de químicos y substancias, que hacen que los usuarios ya acostumbrados a comer un solo producto, casi casi ni cuenta se den. A pesar de ser un producto sintético, le llaman de todas formas ‘cerdo’, así que todo está bien.

No tengo que decir que el mercado para los empresarios ‘puerquistas’ se pone aún mejor y ahora si son imparables, sin nada que los pueda detener. Además sale la gente contando sobre las bondades de la carne de cerdo y los detractores de la misma son callados o peor aún, ni se los escucha siquiera, porque a lo mejor es algún loco ‘intolerante’ que le gusta el pollo o el pescado… gente rara para el mainstream de la comida en ese punto ficticio histórico.

Es un mundo de carne de cerdo sin más variedad, donde hay un aparataje completamente diseñado y orquestado de una forma tal, que o se come cerdo o a ver por donde encuentras otras opciones. Si alguien protesta se los llama ‘intolerantes’ o ‘hechos los intelectuales’. Los concursos de gastronomía ahora premian al ‘mejor’ platillo de cerdo a pesar de ser un producto procesado y le dan la espalda completamente a otros ‘géneros’ cárnicos y le dan también la espalda a la comida sana para que su majestad ‘cerdolandia’ siga produciendo millones y millones a unos pocos y para el resto, pues solo son parte de una transacción comercial, ya que lejos estamos de los tiempos en los que la calidad y variedad del producto hacían de la cocina un deleite al paladar.

Para los que tuvieron la paciencia de llegar hasta acá, muchas gracias por su tiempo y para los más despiertos y perspicaces, la respuesta es sí, definitivamente estoy hablando de la música, el Rock y el actual estado de las cosas. Yo no tengo nada en contra de ningún género musical per se, yo soy un puto metalero de sepa y creo que así me voy a morir, pero también me considero un ser en camino a ser culto, por lo que ya escuche reguetón, música urbana, no sé cómo se le llame y no me gustó, no hay bronca… si a alguien le gusta está perfecto. El problema está por otro lado y si vaya que hay un problema.

Esto no es el drama de un grupo de resentidos puristas versus la tolerancia y la aceptación. Tampoco se trata de la bulla que hacen algunos metaleros contra casi todo lo que no les cuadra, entre ellos los géneros urbanos. El verdadero problema esta en que en el estado actual de las cosas, lo que se escucha es nuestro ‘cerdito’ procesado, nos guste o no y casi ya no hay nada más con que comparar musicalmente, para el común de los mortales.

Como punto a favor, podríamos decir que los géneros urbanos latinos han ganado espacio en el mundo mainstream, y los hemos visto en algunas producciones de Hollywood, lo cual hubiera sido imposible hace algunos años, antes del ‘cerdito’. Los cantantes de pop se tomaron también los géneros urbanos y cambiaron sus estilos hacia lo que les da plata. Cantantes que de verdad tienen talento como la española Rosalía por ejemplo, se ven casi forzados a direccionar sus esfuerzos, ya no artísticos, sino de producción, hacia la música urbana. Las disqueras casi desaparecieron, solo quedan tres de hecho y ya podremos imaginar hacia a donde van dirigidas estas. Los Grammys por ejemplo, también comen cerdito por su puesto y los premios de ‘metal’ se dan respecto a lo que ellos creen que es metal.

Sumémosle a que además los ‘true’ metal, son cada vez más true y las pocas bandas que quedan y ganan algo, son despedazadas cuando logran algún premio, como los ya criticados y jamás perdonados Metallica, Marylin Manson, Slipknot, entre otras. Ante los duros ojos de los true, estas bandas no son nada más que reguetón con distorsión… por desgracia ‘perro come perro’ a veces y más frecuentemente de los que nos gustaría, el metalero suele ser el peor enemigo de otro metalero…

No voy a criticar las letras o la semántica, ni el estilo, o la frivolidad de los actos propuestos en la mayor parte de nuestro cerdito procesado, ni la temática vacía de contenidos o lo repetitivo del producto. El verdadero problema radica en que estamos ante una falsedad procesada. Es algo creado para embrujar a las masas, se vende humo, latón a precio del oro, no se necesita talento para destacar en esta nueva ola de cerdo mediocre, que hay que aceptarlo, está súper bien promocionado. Una computadora, un micrófono y un personaje que se vista a la moda, suele ser suficiente para iniciarnos en este negocio…

En cuanto a la temática: promiscuidad, drogadicción, híper sexualización y denigración a la mujer, letras vulgares, obscenidades… ¡A ver! ¡Punto de orden aquí! Dado que amo el Rock, callado debería estar, porque el Rock en sus inicios era eso mismo lo que más o menos promovía. Lo que pasa es que cuando el Rock salió con propuestas controversiales como ‘Sexo, drogas & Rock n’ Roll’, había como no poner esa música, había como cambiar de canal, había como ir a una reunión y no estar seguro de que ibas a oír rock. Hoy en día, vemos a niños en las escuelas bailando alguna rola con algún tema obsceno y todo el mundo aplaude.

Seamos francos y sinceros, ya no es música ni arte lo que se oferta el día de hoy, sino ‘cerdito’, el producto, bastante procesado para ser francos, direccionados y controlados por esos tres gigantes corporativos, ¿disqueras? No, ya no. Son gigantes empresariales, cuyo único propósito es el vender y vender y vender, ‘cerdito’ claro está, sin escrúpulos, sin sentimientos. Si monetizas juegas y si no, pues a vender pollo o pescado donde te quieran…

Lo controlan todo, Spotify, YouTube, iTunes, cada click que damos, cada vez que escuchamos la radio o vemos una película, están por todo lado. No hay escape del cerdito y una vez más repito, no estoy criticando los gustos musicales, aunque para ser francos, yo ya no estoy tan seguro de si son de verdad gustos o estamos ante una sociedad víctima de un marketing desalmado y vulgar, que ya no puede diferenciar entre cerdo, pollo, res o cualquier otra cosa.

Desde hace décadas me vale lo que oiga la gente, soy feliz descubriendo bandas de rock duro y de faquinjebimetal y hasta tengo la mía propia, pero honestamente creo que las cosas se están saliendo de control, sino se descarrilaron ya hace tiempo. Todavía podemos encontrar otras opciones y aún no estamos en esa hipotética ‘cerdolandia’, por el momento, pero por desgracia no veo un buen pronóstico para el futuro de la música y bueno, yo seguiré siendo un metalero, pero el cerdito sigue ahí, y cada vez es más grande, más fuerte y de peor calidad, mal enseñando los tiernos oídos de las nuevas generaciones.

Tal vez solo soy un melómano, dinosaurio de otras épocas, que aún compra cds, vinilos, casettes y espera a un nuevo Black Sabbath que venga y nos salve de estos actos frívolos y desalmados… Tal vez el tiempo del metal y el rock ya pasó… Sin embargo, cuando chequeo los números de asistencia a festivales como el Hellfest en Francia, el Hell and Heaven en Méjico, el  Wacken en Alemania, el The Metal Fest Ecuador, la esperanza vuelve. Son miles y miles de metaleros en docenas de festivales y conciertos a lo largo del mundo, cada año, que definitivamente nos resistimos a tragarnos ese puerco mediocre…

En este punto no me queda más que citar una de las letras del controversial Dave Mustaine, más específicamente de ‘Symphony of Destruction’ de su también controversial Countdown to Estinction, que versa así ‘…igual que el Flautista lleva a las ratas por las calles, nosotros danzamos como marionetas, balanceándose en una sinfonía de la destrucción’… solo le quitaría la palabra sinfonía y creo que tendríamos la frase que de verdad mejor describe el estado actual de las cosas por desgracia…

En fin, y a propósito de cerdo… como que se me acaba de antojar un buen cerdo a la Barbosa o unas costillas BBQ… En fin…

Buen provecho… a todos…

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¡Metal forever modafokas!

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