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Violación generalizada de los derechos de autor e inquietante acoso sexual en el lugar de trabajo.
El último sueño de todo fotógrafo de conciertos es tener la oportunidad de convertirse en fotógrafo de gira de una gran banda. Sin embargo, parece que los sueños también pueden convertirse en pesadillas si damos crédito a los detalles expuestos en una demanda desatada por la ex fotógrafa de Guns N’ Roses Katarina Benzova.
La batalla legal implica reclamaciones por infracción de derechos de autor e inquietante acoso sexual en el lugar de trabajo. Benzova sostiene que la banda y su equipo de gestión, Team Brazil, afirmaron falsamente ser propietarios de un número considerable de sus fotografías, lo que desencadenó una tormenta de usos no autorizados en diversas plataformas de medios de comunicación.
En la demanda no sólo se alega la infracción de los derechos de autor, sino también un entorno de trabajo «totalmente desprovisto de cualquier política de acoso sexual, manual de acoso sexual, formación sobre acoso sexual y departamento de recursos humanos», que dejó a Benzova vulnerable a las insinuaciones inoportunas del manager de Guns N’ Roses, Fernando Lebeis.
La demanda de Benzova sale a la luz después de que Guns N’ Roses presentara su propia demanda contra Benzova en el Distrito Central de California el 24 de octubre para obtener una reparación declaratoria. etal Injection recibió una copia del documento que dice:
«La Sra. Benzova fue contratada inicialmente para proporcionar servicios de fotografía de gira para Guns N’ Roses en 2010. Trabajó con la banda durante 12 años y se le pagó y trató extraordinariamente bien. Fue sólo después de que sus servicios se interrumpieran en 2022 cuando intentó reclamar la propiedad de unas fotos que su contrato establece claramente que son propiedad de la banda. La banda se toma muy en serio este tipo de reclamaciones, pero todas las pruebas demuestran que estas acusaciones son categórica e inequívocamente falsas. Esta respuesta de la Sra. Benzova llega después de que la banda presentara una demanda contra ella por reclamar falsamente la propiedad de las fotos de la banda».
Por otra parte, la demanda de Benzova describe sus 12 años como trabajadora autónoma para la banda, haciendo hincapié en la falta de contratos formales durante periodos sustanciales. Sostiene que, durante esos periodos sin contrato, fue la única propietaria de sus fotografías y obtuvo 180 registros de derechos de autor por su trabajo.
Sin embargo, durante esos mismos periodos, la banda y el Equipo Brasil «comercializaron descaradamente al menos 145 de sus fotografías» sin autorización, lo que dio lugar a una infracción generalizada en diversos medios. Además, también solicita una orden judicial que la declare «única propietaria» de las imágenes que tomó desde 2010, periodo en el que no estaba vinculada a un contrato escrito.
Benzova alega que Guns N’ Roses y Team Brazil tenían por costumbre infringir sistemáticamente sus derechos de autor y los de otros, y añade que Lebeis admitió en una ocasión haber «infringido a sabiendas e intencionadamente» sus derechos de autor, «declarando que lo sabía pero que le daba pereza darle crédito», o supuestamente yendo aún más lejos al decir que «no necesitaba crédito porque todo el mundo sabía ya que ella era la fotógrafa de Guns N’ Roses».
Añadiendo una nota más oscura a la sinfonía legal, Benzova alega un inquietante patrón de acoso sexual por parte de Lebeis, que incluía insinuaciones no deseadas, mensajes explícitos e incluso inquietantes intentos de forzarla «intentando obligarla a besarle».
Benzova afirma que su rechazo a las insinuaciones de Lebeis dio lugar a una serie de represalias, entre ellas repercusiones económicas -reducción de su remuneración, retención del dinero que se le debía- y descensos de categoría; reserva de hoteles más baratos; exigencia de que pagara los vuelos que supuestamente ya había acordado pagar el Team Brazil; y más. Las denuncias de Benzova describen una dinámica tóxica en la que los intentos de hacer valer sus derechos se encontraron con evasivas, luz de gas y manipulación psicológica.
Queda por ver si este enfrentamiento legal será el crescendo del legado de Guns N’ Roses o un mero drama entre bastidores. Las acusaciones, si se demuestran, podrían empañar la reputación de la banda y provocar una reevaluación del trato de la industria a los fotógrafos y autónomos. En la era del #MeToo y de una mayor concienciación, los focos sobre el acoso laboral y las batallas por los derechos de autor pueden obligar a Guns N’ Roses a afrontar no solo las consecuencias legales, sino también un posible cambio en la percepción pública.
Les dejamos las redes de Guns N’Roses para que estén atentos a sus noticias:
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