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Estas últimas semanas hubo festivales y conciertos que desquitaron los dos años que nos obligaron a estar encerrados y deprimidos, por ya sabemos, la Covid-19. Festivales como Mexico Metal Fest V y VI edición en Monterrey, la gira de Suffocation con Incantation en Latinoamérica realizada por IDL Entertainment , Rammstein en México, Porcupine Tree en Chile y CDMX, United Forces con Helloween y Hammerfall por varias ciudades… y los que faltan, conciertos que hemos esperado «toda una vida» pero terminaron en menos de 2 horas.

¿Apoco no con tanta euforia, tanta sed de matear la cabeza, todo lo que habíamos esperado cuando se va como agua entre los dedos, nos deja un vacio tan grande como soledad?, si la cruda realidad, la depresión post concierto.

Estamos con ese sentimiento y ganas de repetir la experiencia que nos hace felices, pero mala noticia, ese momento, ese preciso, no volverá. Claro vendrán otros conciertos pero ese momento donde Till Lindemann enciende sus torres con llamas de fuego, y quedamos sorprendidos como niños en la feria, ese tal cual, tal vez nunca volverá hacer igual.

Si estas pasando por ese momento de tristeza, no te preocupes, no estas mal y es lo más normal de lo que crees.

Estudios han demostrado que la depresión post concierto es real y algo común entre las personas que amamos a conciertos y festivales de música, como el realizado por Lucía Vaquero Zamora, neurocientífica de la Universidad Complutense de Madrid, publicada por We Love Concerts, mostraba que «el ser humano busca la sincronía con otros individuos en la música» de tal forma que, dado que la música nos une a otras personas y es una delicia su disfrute en un ambiente que no sea nuestra casa, por eso nos gustan tanto los conciertos

Así que cuando los conciertos estan ausentes, «la serotonina o «la hormona de la felicidad» deje de producir esa emoción de alegría y euforia; esa que buscamos con la música en directo.»

Según el sitio web Altpress.com, la depresión post concierto tiene nueve fases: 

Fase 1: Euforia: en esta fase están los restos de todo lo que sentiste cuando estabas en primera fila coreando las canciones o, resumido, todo lo que se refiere a la noche o día del concierto. 

Fase dos: Reflexión: aquí es cuando nos tomamos un tiempo para repasar todo lo que sucedió, que puede ser que lo platiques con alguien más o por tu cuenta. En esta fase, la gente acostumbra a revisar sus fotos, subirlas a sus redes sociales o incluso, escribir sobre lo qué pasó ese día y como cambió tu vida.

Fase tres: Realización: en la fase anterior admitimos que, el concierto al que fuimos, cambió de alguna u otra manera nuestra vida. Y es aquí cuando nos cae el veinte de lo que acaba de pasar y nos empezamos a sentir tristes; nos empezamos a dar cuenta de que todo lo que sentimos y experimentamos, no nos va a volver a suceder y que todas esas fotos y videos que tenemos, nunca van a reemplazar lo que en realidad sentimos justo en ese momento. 

Fase cuatro: Realidad: al día siguiente, uno regresa (o intenta regresar) a su vida normal, lo que se siente completamente inferior a lo que experimentaste la noche anterior. Así, durante el día, te llegan todos estos pensamientos de «¿Cuál es el punto de la vida?», «El concierto de anoche FUE mi vida», etc. 

Fase cinco: Sentirse incomprendido: en esta fase, sólo para levantarnos el ánimo, es muy común que regresemos a la de reflexión, contándole nuestra experiencia a personas que no estuvieron en el concierto. La mayoría nos contestan cosas como «Wow, qué interesante» o «Suena divertido», cuando en realidad por dentro estamos como «¡Fue mucho más que interesante y divertido!». En este punto nos damos cuenta que nadie nos entiende y los que lo harían no se encuentran, porque seguramente están en un concierto, lo que nos conduce a…

Fase seis: Acoso: está bien, la gente a nuestro alrededor no nos comprende, pero seguramente hay amigos o conocidos dentro de el mismo fanbase que sí. Queremos otra probadita del concierto y lo podemos conseguir a través de los ojos de alguien más, así que acosamos (intensamente) a quienes vayan a próximas fechas y una vez que ha pasado el concierto, esperamos con ansias fotos y videos en YouTube.

Fase siete: Falta de control de impulsos: nos damos cuenta que nuestra existencia solitaria (que no vale nada después del concierto) la podemos saciar solamente con una cosa: otro concierto. Por eso, sin pensarlo, nos encontramos en TicketMaster gastando dinero en boletos para otra fecha del mismo cantante (o quizás de otro) para sentirnos plenos. ¿Alguien dijo «adicción»?

Fase ocho: Aceptación: sí, aceptamos que tenemos una adicción y sí, vamos a cruzar medio país para ir sólo a ese concierto, pero lo justificamos con cosas como que igual y puede ser el último concierto en mucho tiempo. Aquí es donde compramos los boletos para otra fecha o, de plano, nos damos cuenta que la circunstancia está fuera de nuestro alcance y mejor nos esperamos para la próxima. 

Fase nueve: De regreso a nuestra vida normal: eventualmente, todos estos sentimientos post-concierto van a ir desapareciendo y vamos a poder volver a ver las fotos y videos de aquella noche, no como un evento que no nos volverá a suceder, sino como un bonito recuerdo hasta que de nuevo, decidamos ponernos en esta tortura otra vez.

Lo entendemos, pero ahora ¿qué hacemos?, si lo platicamos con quienes no son tan seguidores de los conciertos, nos van a decir ya superalo y nos sentimos peor, nos sentimos que estamos locos y nadie nos comprende como adolescente caprichudo.

Aca te damos algunos consejos que te pueden ayudar si como muchos de nosotros lo estas padeciendo.

Una de las maneras de no sentirlo es escuchando la música del artista o comprando boletos para un evento próximo, pero talvéz puede ser peor y no suficiente, asi que otras opciones son:

  1. Quedarte en cama todo el día. Estas cansado, peor si viajaste a otro lugar, te desvelaste, te sientes zombie o muerto en vida… por favor descansa, hidratate, duerme.
  2. Hacer una reseña, ocupa las redes sociales para eso son, para compartir y muchos se sentirán identificados o te odiaran porque tu fuiste y pueden que padezcan depresión post parto aunque no hayan ido. 
  3. Escuchar los discos de la banda o artista, en especial aquellas canciones que te hicieron llorar, gritar, volar, ese momento fue único e inolvidable, solo tuyo.
  4. Publicar tus fotos y videos en redes sociales, volvemos a lo mismo para eso son.
  5. Planea tu próximo concierto o festival, claro que si.

Es inegable, la música ha salvado vidas, para los artistas, como para sus fanáticos y quienes trabajan por y para ella; como escribió Fito Cabrales «la música es un antídoto contra la tristeza», un concierto puede ser hasta la cura para muchas almas en pena.

Cuéntanos ¿Has pasado por esta depresión post concierto? ¿Cómo la has superado?.

 

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