Rondaban las 19:00 y ya se podía ver gente haciendo cola en la puerta de Sala Museo.
Y es que la expectativa de ver finalmente a Black Label Society en nuestro país era muy grande. Poco a poco el público fue entrando, y sobre las 19:50 comenzó a tocar la banda invitada.

Los locales Mafia dieron un show de una gran calidad, con su sonido sureño tan característico,  muy similar a los titulares del cartel de la noche Black Label Society. Incluso el guitarrista, Marcelo Soria, nos deleito con unos cuantos armónicos, portadores de una influencia directa del mismo Zakk Wylde. La performance de toda la banda fue muy buena, y sirvió para ir calentando a la gente que ya iba llenando la sala.

Apenas pasada las 21:00, y ahora si, con la sala completamente abarrotada de gente, empezó a sonar por los parlantes, ese extraño remix llamado “Whole lotta Sabbath”, el cual mezcla dos canciones, de dos de las bandas mas influyentes para la carrera de Zakk Wylde; Led Zeppelin (“Whole lotta love”) y Black Sabbath (“War Pigs”).

Una vez terminado el tema de fondo, aparece toda la formación de Black Label Society a escena, interpretando el tema “Genocide Junkies”. Y ya de arranque nos dábamos cuenta de que, tanto la performance de la banda, como el sonido del show, iban a ser totalmente demoledores. Y así fue. Le siguieron una metralleta de clásicos, tales como “Suicide Messiah” o “Bleed for me”, mezclados con temas de su nuevo disco (“Grimmer Hits”), como “Room of Nightmares” o “A Love Unreal”.

Por la mitad del show, se dio el momento de las baladas. Y es que Black Label Society, no es como el resto de las bandas, que te intercalan las baladas con el resto de los temas, no, ellos las tocan todas juntas por la mitad del espectáculo, en una suerte de pausa para el público, y para ellos mismos. Aquí sonaron “Bridge to Cross”, “Spoke in the Wheel”, y por supuesto, uno de los puntos más emotivos de la noche: “In This River”.

Zakk Wylde se pone detrás de las teclas del piano, y los “stage” de la banda cuelgan 2 banderas, una con la imagen de Dimebag Darrel, y la otra con la de Vinnie Paul, el recientemente fallecido baterista de Pantera y Hellyeah. Una vez terminado esto, se vuelve a colgar la guitarra, y arrancan otra vez con la descarga de temas.

“Fire It Up”, “Concrete Jungle”, y un imponente solo de Zakk Wylde, junto a Dario lorina que deleitaron a todo el público con su magia. Cerraron con “Stillborn”, después de un show de casi 2 horas, y se despidieron de la gente sin hacer uso del viejo recurso de volver para hacer el “encore”.

En síntesis, un show extraordinario, con una banda que suena muchísimo mas imponente en vivo que en los discos, con un marco de público espectacular, y una banda soporte totalmente a la altura. Al fin de cuentas, valió la pena tanta espera.

Nota por: Bruno D´Angelo
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