Desde Buenos Aires, y luego de la visita anterior hace casi un año Poseidotica regreso a Chile.

Para los argentinos de Poseidótica, parece no haber límites en sus propios terrenos. Desde Buenos Aires, y luego de la visita anterior hace casi un año -además de su participación en alguna edición de Woodstaco-, su sello nuevamente cruzó la cordillera para desplegar su lienzo de colores infinitos, donde la psicodelia, el Heavy Metal y los sonidos avant-garde convergen en una hermandad marcada a fuego, reflejada en sus casi dos décadas en la carretera y siete producciones discográficas -cuatro de ellas, en estudio-, todas de alta factura. Para los seguidores de la experimentación y la vanguardia en su faceta subterránea, el inicio de su gira chilena en el tradicional Bar de René motivó la convocatoria requerida en estos casos, con la asistencia a la altura del vértigo con que la música nos sumergió en lo que debemos llamar un viaje a través de los puntos cardinales del Rock duro, con el Jazz y el Hard Rock de viejo cuño entablando una alianza infalible.

Importante remarcar la trayectoria de los bonaerenses como referentes del circuito underground en Sudamérica, en base a una fórmula que reúne los elementos más radicales de la música pesada, literal y metafóricamente hablando. Black Sabbath, Pink Floyd, Soft Machine… incluso el Iron Maiden de los ’80 tiene cabida en esta amalgama de Metal, punk y vanguardia que fluye como la lava volcánica en plena erupción, arrasando con toda clasificación externa a su sensibilidad artística. Todos desembocando en un océano repleto de misterios y peligros por doquier, ante lo cual prima la experiencia y el deseo por explorar aquellos recovecos en los que sólo unos pocos han puesto un pie con éxito.

Como invitado de lujo, imposible omitir el despliegue sonoro con que Los Tabanos Experience esparce su energía cósmica hasta el lugar más recóndito de la galaxia. Hablamos de un supercombo que echa fuego de principio a fin y le hace honor a su nombre como generadores de una experiencia musical ilimitada. Improvisación pura, sin perder el control y codeándose con el dictamen de la naturaleza, cara a cara. Con Daniela Defilippi apareciendo de pronto para cumplir su labor en la voz, el puzle se arma por completo para desatar toda su energía, derivando en un ritual de purificación musical hasta la médula.  De eso se trata Los Tabanos Experience en vivo: dejar de lado las etiquetas y que todo siga su curso cual torrente en la montaña, sin perder el centro.

Bajo la luz de la medianoche, la brisa de jazz y psicodelia de «La Distancia» daba inicio a un nuevo ritual presidido por estos bonaerenses, una mezcla de tonalidades que, desde el inicio, nos sumerge en su trance sin necesidad de ningún narcótico o agente externo. Al mismo tiempo, la exquisitez musical se erige como una cualidad de gran importancia a nivel técnico y creativo, lo que le brinda a Poseidótica una cohesión artística sin fisuras y una musculatura bien trabajada, como queda claro en las siguientes «Sueño Narcótico» y «Elevación», una muestra irrefutable de versatilidad con que su sello se impone sin discusión. Sutil y pesado a la vez, respirando música en todas sus ramas.

Pasajes de alta factura como «Los Extraños» y «Las Cuatro Estaciones» dan cuenta de la innovadora mixtura con que Poseidotica dicta cátedra respecto a la vanguardia como orientación y filosofía en toda regla. Desde el Heavy Metal de la vieja escuela hasta los ritmos sincopados del be-bop y la fusión, resulta un deleite presenciar el caleidoscopio sonoro con que Poseidótica marca los límites de sus dominios sin necesidad de cerrarse en una sola línea. Elegantes e iracundos a la vez, como pocos son capaces de lograr ese equilibrio al que muchos aspiran y un puñado alcanza en su plenitud. Y si hablamos de solidez en su total definición, «Hija del Átomo» disipa toda duda existente y por haber, al igual que el oleaje implacable de «Viaje del Agua», con la fuerza de los riffs azotando las rocas costeras constantemente. Un nivel que sólo es posible alcanzar cuando se abraza la música como un conjunto de diversidades que unen fuerzas por una causa en común, duplicando en vivo ese sentimiento revolucionario que se agradece de corazón en estos tiempos donde todo parece estar hecho y escrito.

«AeroRuta», «El Dilema del Origen» y «Mantra» conforman el tramo final de una noche redonda, en la que somos testigos nuevamente de cómo cuatro instrumentistas realizados componen este ensamble sonoro cuyas proporciones se expanden hasta el infinito del alma. Heavy y brutal cuando hay que serlo, primando el buen gusto cuando llega el momento indicado. No hay nada al azar en esta conjunción de estilos y banderas, como podemos apreciar de manera privilegiada y consciente. Y como broche de oro, la suciedad lujuriosa de «Dimensión Vulcano», en llamas y reduciendo a cenizas todo dogma que se interponga en el camino del arte.

Para finalizar, es obligatorio destacar la labor de los guitarristas Hernan Miceli y Santi Rua, el bajista Martín Rodríguez -su estampa a lo Cliff Burton, para el recuerdo- y el baterista Walter Broide, todos músicos e intérpretes dotados de una experticia técnica que les permite generar en conjunto la apertura de un nuevo vórtice. Presenciar un espectáculo como el de Poseidótica es un favor para todo melómano y que se precie como tal, así como un acto de liberación mental y espiritual que urge en esta época.

 

Texto: Claudio Miranda
Fotografía: Sebastian Dominguez

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