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Monterrey, la tierra del cabrito, las guitarras distorsionadas y el headbanging, acogió a Drake Bell en el Showcenter Complex, uno de los espacios más modernos de la ciudad, para lo que prometía ser un viaje nostálgico a su etapa de estrella juvenil. Sin embargo, lo que vivimos fue algo más complejo: una mezcla inesperada de rock, y canciones que harían sonreír a Owen Wilson, y un público tan variado como el menú de una fonda. Y cuando digo variado, me refiero a padres, madres, tiktokers, rockeros perdidos, oficinistas, chicas rudas y tipos fresas… todo el mundo en armonía esperando ver qué tenía para ofrecer el ex estrella de Nickelodeon. 

Un arranque lento pero seguro: el retraso en la pista de despegue

A las 9 de la noche nos citaron, pero el show no comenzó hasta casi las 10. Mientras los minutos pasaban y los técnicos trabajaban al ritmo de una marcha más pausada que la de un domingo en el parque, uno no podía evitar preguntarse si Drake Bell se había quedado atascado en algún episodio de ‘Drake & Josh’ y aún no encontraba la puerta de salida.

Sin embargo, cuando por fin se apagaron las luces y empezó el espectáculo con un cover de ‘Let Me Entertain You’, acompañado de aeromozas y un Bell trajeado, el público dejó de mirar la hora y comenzó a disfrutar del vuelo. Sonido inicial flojo, con una banda que casi se tragaba la guitarra, pero poco a poco las cosas se equilibraron y el ingeniero de sonido hizo su magia. 

Drake Bell: Más mexicano que el tequila (o al menos eso intenta)

Algo a destacar es la interacción constante en español que Bell tiene con el público mexicano. No es solo un saludo ocasional, el tipo habla más en español que en inglés, suelta bromas, incluso bromeó con una fan al simular sonarse la nariz antes de entregarle su toalla. Si bien la audiencia lo aclama como ‘Drake hermano, ya eres mexicano’, la conexión va más allá de eso: es un hombre que claramente sabe cómo ganarse el corazón del público, con más carisma que acrobacias vocales, lo cual, para ser justos, no es algo malo en sí.

Drake Bell - Setlist Monterrey

Una banda impecable y un show de comedia romántica

Los músicos que acompañan a Bell son de otro nivel. Sin embargo, a pesar de su virtuosismo, ninguno opacó al protagonista de la noche. Todo fluía con una precisión digna de relojería suiza. No hubo una sola nota fuera de lugar, pero al mismo tiempo, la sensación general fue la de estar en la banda sonora de una película romántica. Uno no podía evitar imaginarse escenas de películas donde Tom Hanks baila con Meg Ryan, o Marty McFly se roba el escenario en ‘Volver al Futuro’. Y ojo, esto no es necesariamente una crítica negativa: Drake Bell no es un rockero puro, pero sabe manejar los hilos de la nostalgia con maestría.

Canciones como ‘Sea Song’ y ‘Telegraph’ trajeron los momentos más románticos de la noche, donde hasta el saxofón se animó a brillar. Y cuando tocó el famoso tema ‘Found a Way’, el grito del público no dejó lugar a dudas: aquí la nostalgia es la verdadera estrella.

Un cierre con broche de oro (y algo de Juanes)

El evento duró dos horas, con un cierre que incluyó ‘Kind of Relate’, ‘By the Ocean’, y el ya mencionado himno nostálgico ‘Found a Way’. Pero antes de llegar a la última tanda de canciones, Drake interpretó un tributo a Juanes, tocando ‘La Camisa Negra’. Momento muy bien recibido, sobre todo por la buena pronunciación del español. ‘Diosa’, con sus ritmos latinos, terminó de sellar la sensación de que Bell ha hecho todo lo posible por conectar con el público mexicano de una manera sincera, más allá de las meras expectativas comerciales.

Conclusión: ¿Es este el show para un metalero?

Si llegaste a San Agustín buscando el extinto Nirvana Rock Joint, esperando guitarras distorsionadas y riffs que te volaran la cabeza, probablemente te diste cuenta de que Drake Bell es más pop que rock. Pero si no te incomodan la nostalgia noventera, los conciertos donde puedes bailar sin miedo al mosh pit, o ver a una audiencia tan variada como un viernes en la Macroplaza, este evento tenía todo lo necesario para cumplir. Como diría Forrest Gump, la vida (y este concierto) es como una caja de chocolates: nunca sabes lo que te va a tocar.

Agradecemos a Carlos Reta y a Cacique Entertainment por las atenciones prestadas durante el evento.

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Fotografía Jorge Luna

 

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