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Mientras todas las miradas del mundo del rock apuntaban al evento de despedida de Black Sabbath en Birmingham, en Hannover también se escribía una página inolvidable para la historia de la música. El pasado sábado 5 de julio, Scorpions regresó a su ciudad natal para festejar seis décadas de trayectoria con un concierto arrollador en la Heinz von Heiden Arena, frente a más de 45.000 personas que colmaron el recinto para rendir tributo a una de las bandas más importantes del hard rock europeo.
Bajo el lema “Coming Home”, el grupo liderado por Klaus Meine ofreció un show cargado de emoción, nostalgia y potencia, que será inmortalizado en el álbum en vivo Coming Home Live, programado para salir el 14 de noviembre.
Desde el arranque con “Coming Home” hasta el cierre explosivo con “Rock You Like a Hurricane”, la banda desplegó una puesta en escena espectacular con fuegos artificiales, pantallas gigantes, una escenografía monumental con un escorpión inflable, y un repertorio que incluyó clásicos como “Send Me an Angel”, “Still Loving You” y “Wind of Change”, coreado por miles al unísono..
El evento tuvo además saludos en video de artistas como Paul Stanley, Gene Simmons, Bruce Dickinson, Dave Mustaine, Steve Harris, David Coverlade, Def Leppard, entre otros, proyectados en pantallas como homenaje a la trayectoria de Scorpions. Aunque algunos fans lamentaron la ausencia de invitados en escena como Uli Jon Roth o Doro, el recital mantuvo un tono emotivo durante todo su desarrollo.
La jornada fue completada por actuaciones de alto calibre a cargo de Alice Cooper, con su habitual despliegue teatral, y Judas Priest, que ofreció un set demoledor con himnos como “Painkiller” y “Breaking the Law”. Si bien la coincidencia con el show “Back to the Beginning” de Black Sabbath le restó algo de atención mediática, el concierto de Scorpions en Hannover se vivió como una verdadera ceremonia de celebración, con la banda agradeciendo a su ciudad, su historia y sus fans.
Después de más de 5.000 shows en 80 países, el rugido del escorpión sigue vivo. Y aunque muchos se preguntan si este fue su último gran concierto, Scorpions demostró que aún tiene fuerza para seguir escribiendo su legado. Como dice el chaleco de Meine (y el tatuaje del fallecido James Kottak): “Rock ’n’ Roll Forever”.
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